Es un hecho que como consumidores nos hemos vuelto muy exigentes. Valoramos mucho la calidad de lo que adquirimos, buscamos que tenga buen precio (ese que consideramos justo), que sea accesible e inmediato, es decir, que nos resulte fácil poder tenerlo en nuestras manos y si nos llega a casa lo antes posible ¡muchísimo mejor! Además, también exigimos que no produzca ningún tipo de efecto negativo a nuestra salud.

Esto sin lugar a duda es un avance. Gracias a que somos consumidores inteligentes y exigentes, la oferta de productos y servicios se ha especializado cada vez más y mejor en satisfacer nuestras necesidades, ¿y por qué no decirlo? ¡Caprichos!
Ahora bien, ¿qué tan responsables eres cuando compramos algo? ¿Solo piensas en que ese producto o servicio satisfaga lo que estás buscando o te detienes a pensar en qué pasa detrás de cada transacción que haces?
A continuación, algunas consideraciones que pudieras tomar en cuenta al momento de comprar:
1) Interésate en la cadena de valor, reafirmo con esto el entender quiénes son los involucrados directa e indirectamente en el producto. Desde quién lo produce hasta quién nos lo pone al alcance de nuestras manos. Esto te permite decidir si quieres o no, ser parte del misma.
2) Evalúa el impacto: cuando compras artículos de proveedores pequeños y/o locales, no solo estás adquiriendo eso en particular, sino que también estás contribuyendo a dinamizar la economía de ese lugar, además del ahorro de recursos en los que se incurren para exportaciones y por los que se generan impactos ambiental, económico y social.
3) Proceso de producción: Es importante que como consumidor busques opciones de productos que cuenten con producciones limpias que minimicen el efecto de huella de carbono en el medio ambiente y por lo general, las ofertas menos industrializadas son las más nobles en sus elaboraciones.
4) Conoce un poco de la historia, a mí en particular me encanta conocer sobre los inicios y las razones por la que se crearon las empresas y sus productos, puedes prestar atención a:
- Saber cuáles son los orígenes y en qué contexto se crearon.
- Cuáles son valores por los que se rigen, y si estos van de acuerdo o no con los tuyos.
- ¿Cuál es el propósito de su existencia? ¿Se crearon para satisfacer una necesidad o solo los mueve el dinero?
Puede ser que en inicio resulte un poco agotador añadir estas consideraciones a la hora de comprar, pero si cambiamos un poco el orden de las prioridades y pensamos en el bienestar general antes que el individual, este proceso será muy satisfactorio y nos sentiremos corresponsables de contribuir con el desarrollo de prácticas beneficiosas para todos.